viernes, 29 de enero de 2016

Izquierda Unida - Unidad Popular. Las 16 medidas de IU para apoyar un Gobierno "progresista y de cambio".

Derogar las reformas laborales de PP y PSOE, modificación "sustancial" del artículo 135 de la Constitución, elevar un 20% el salario mínimo y poner en marcha una banca pública, entre las propuestas programáticas aprobadas por la coalición
Cayo Lara abre la puerta a negociar la entrada de IU en un posible Gobierno de coalición como el propuesto por Pablo Iglesias
Cayo Lara y Alberto Garzón en la Presidencia Federal de IU.
Izquierda Unida está dispuesta a apoyar la investidura de un Gobierno de coalición e incluso a formar parte de un Ejecutivo de coalición como el propuesto por Pablo Iglesias. En ambos casos, la coalición que dirige Cayo Lara pone por delante una acuerdo programático, tal y como ha expresado en repetidas ocasiones su diputado Alberto Garzón. La Presidencia federal de IU ha aprobado este jueves 16 medidas que pone encima de la mesa para votar a favor del candidato que proponga Felipe VI, entre las que destacan derogar las reformas laborales de PP y PSOE, modificar el artículo 135 de la Constitución, elevar un 20% el salario mínimo este mismo año y poner en marcha una banca pública.
El órgano de IU aprobó por unanimidad, según una nota remitida por la organización, el informe político presentado por el coordinador federal, Cayo Lara. En él recordó su rechazo a cualquier opción que pase por el PP pero sí estableció el marco programático que IU pondrá sobre la mesa en una futura negociación por una investidura.
Sin citar a nadie, el documento aprobado abre la puerta a que los dos diputados de IU-UP voten a favor de Pedro Sánchez, aunque las condiciones de salia que impone no son fácilmente asumibles por el PSOE ya que en buena parte suponen una enmienda al segundo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a las accione como diputado de Sánchez.
IU quiere derogar las reformas laborales. Tanto las dos del PP como la que promovió el PSOE. Además apuesta una "modificación sustancial del artículo 135 de la Constitución", que se aprobó en el verano de 2011 tras un pacto entre PSOE y PP y que introducía en la Carta Magna el control del déficit tras las presiones de Angela Merkel y las instituciones europeas. Pedro Sánchez  votó a favor de aquella reforma, aunque está dispuesto a enmendar ese "error"
La coalición también aboga por recuperar la jubilación a los 65 años con 35 años de cotización. Otra enmienda a una decisión de un Gobierno del PSOE y que en su momento contó con un amplio apoyo tanto en el Congreso como entre los agentes sociales. Los sindicatos mayoritarios apoyaron la medida.
Otra de las medidas que pude causar algún problema en la negociación es la creación de una banca pública, una reivindicación histórica de IU.
Además, IU quiere que en 2016 el SMI suba "al menos un 20%" hasta los 786 euros, aprobar un Plan de Emergencia Social y de Empleo, derogar la LOMCE y la llamada  ley mordaza y derogar el artículo 315.3 del Código Penal que castiga con tres años de cárcel a quienes coaccionan a otros por iniciar o continuar una huelga, poner en marcha un Plan de choque contra la violencia de género y derogar las leyes que mantengan contenidos patriarcales.
Además, el informe de Cayo Lara aprobado conmina a la creación de una comisión negociadora en el caso de la participación de Izquierda Unida en futuras negociaciones con otras fuerzas políticas para la formación de un Gobierno, la opción que propuso el pasado viernes Pablo Iglesias por sorpresa. El proceso debería finalmente ser aprobado por "el conjunto de la organización".

Las 16 propuestas programáticas de IU para una investidura

Aprobación de una reforma fiscal progresiva y combatir el fraude fiscal.
Aprobación de un Plan de Emergencia Social y de Empleo (desarrollando así las propuestas programáticas de IU)
Elevar el SMI al menos un 20% en 2016.
Recuperar la edad de jubilación a los 65 años y 35 años de cotización.
Creación de un Plan de Empleo-formación.
Derogación de las reformas laborales aprobadas por los gobiernos del PP y del PSOE.
Modificación sustancial del artículo 135 de la Constitución.
Plan de apoyo a la economía social.
Creación de una Banca Pública a partir de las entidades bancarias que están nacionalizadas.
Derogación de la LOMCE y apuesta por la universalidad y gratuidad de la Educación.
Derogación de la denominada ‘Ley mordaza’ y supresión del artículo 315.3 del Código Penal.
Aprobación de un Plan de choque contra la violencia de género.
Derogación de las leyes que mantengan contenidos patriarcales.
Impulsar la autonomía municipal y derogar las reformas llevadas a cabo por el Gobierno del PP en esta materia.
Aprobación de una amplia reforma electoral que respete la proporcionalidad del voto, además de una profunda reforma del Senado para convertirlo de forma efectiva en una cámara de representación territorial.
Impulsar la creación de una comisión parlamentaria de investigación sobre la corrupción y la financiación ilegal de los partidos políticos.
Fuente: eldiario.es

IULV-CA presentó una moción en el Pleno Ordinario del 25 de enero, relacionada con las peticiones del Club de Baloncesto Puebla.

El deporte, a debate en el Pleno de enero


La gestión deportiva municipal fue tratada de forma extendida en el Pleno Ordinario del mes de enero, con tres mociones presentadas, una de ellas  – la de Izquierda Unida referente al CB Puebla – retirada debido al acuerdo alcanzado por el Gobierno con la entidad cigarrera. De las otras dos, presentadas por el Partido Popular, una fue aprobada.
El portavoz de Izquierda Unida, Antonio Angulo, presentó una moción que hacía referencia a peticiones del CB Puebla con respecto al uso y mantenimiento de las instalaciones deportivas, así como la organización de eventos y la gestión de la escuela de baloncesto. Dicha moción, tras conocerse el acuerdo al que han llegado el Ayuntamiento y la entidad, fue retirada con la condición de que “se adopte el compromiso indicado en el acuerdo”, el cual “será seguido por los concejales”.
El acuerdo al que han llegado el Gobierno y la entidad, leído en la sesión por el Concejal de Deportes, Rogelio de la Carrera, trata aspectos como el vallado de la pista de baloncesto situada en el Parque Donante de Órganos, a lo que se procederá “en el momento que se tenga personal disponible”. Igualmente, el Consistorio muestra su compromiso en la reparación del marcador situado en el pabellón Enrique Lora, el cual no ha estado disponible para las dos primeras ediciones del torneo del Corpus que organiza el club. El alcalde, Manuel Bejarano, indica en dicho acuerdo que se va a proceder a “la instalación de una pista exterior de baloncesto en el polideportivo“, sustituyendo a una de las dos de tenis que actualmente existen, mientras que se adaptará el trazado de la pista de baloncesto del pabellón a la normativa vigente. Por último, en el comunicado se hace referencia a que ha habido “acercamiento” en la financiación del proyecto deescuela deportiva y organización de eventos que realiza el club, quien pide gestionar la cantera de forma directa y “más eficiente”.
La primera de las dos mociones del Partido Popular trataba sobre laracionalización del uso de las instalaciones deportivas municipales; es decir, los horarios de entrenamientos y alquiler de las mismas. El grupo popular se mostraba disconforme con que “se le quite tiempo de entrenamiento a los clubes cigarreros para alquilar las instalaciones” y cuestionaba “el beneficio que dejan las actividades posteriores a los entrenamientos”. En este sentido, el concejal de Deporte, Rogelio de la Carrera, aludió a que “el cuadrante de horarios se acuerda y modifica sin problemas”, mientras que el alcalde, mostrándose en desacuerdo, defendió a “chavales de 20 años que no pueden jugar en el Puebla o Cantarrana y practican igualmente deporte”. La moción no fue aprobada, puesto que sólo contó con los votos favorables del PP y la abstención de LPR, mientras que PSOE, ASC e IU votaron en contra. Sin embargo, desde el Gobierno se indicó el “compromiso a reestructurar los horarios y ampliarlos si es necesario para las entidades locales”.
La segunda moción, que sí fue aprobada, propone un organigrama de gestión de las escuelas deportivas y uso de las instalaciones, creando una comisión mixta entre portavoces y técnicos para ello. El delegado de Deporte mostró su “desacuerdo con lo expuesto”, mientras que ofreció “explicar el modelo a los representantes políticos y técnicos”, indicando además que “el Club de Baloncesto está pidiendo el mismo modelo que siguen otras escuelas municipales”. Por su parte, el portavoz popular, Buenaventura Ruiz, habla de “privatización encubierta” y exige “transparencia en la gestión de las escuelas”, ejemplificando en este sentido que “no se sabe a dónde va el dinero que entra y, a veces, no se dan ni recibos”. La moción quedó aprobada con los votos a favor de PP, LPR e IU, mientras que el PSOE votó en contra. ASC se abstuvo. Por lo tanto, se prevén novedades en este tema en los próximos días.
ORDEN DEL DÍA DEL PLENO

domingo, 10 de enero de 2016

Alberto Garzón: Informe sobre los resultados electorales e IU

Han pasado ya bastantes días desde que conocimos los resultados de las últimas elecciones generales. Y ayer tuvimos la reunión del Consejo Político Federal de Izquierda Unida, en donde aprovechamos para reflexionar sobre el momento político y el futuro. Este texto que acompaño es mi informe definitivo, aprobado con un 80% de los votos a favor. Entramos en una nueva etapa.
Fortaleciendo el instrumento político
El pasado 20 de diciembre finalizó, por el momento, el largo ciclo electoral que había comenzado en mayo de 2014 con las elecciones europeas. Durante ese período se han dado dos procesos electorales anticipados (Cataluña y Andalucía), las elecciones municipales y autonómicas y las recientes elecciones generales. Para Izquierda Unida han sido muchos meses de enorme intensidad y campañas electorales muy complejas.
El balance final del proceso tiene sus claroscuros. Por un lado, Izquierda Unida-Unidad Popular consiguió el 20D casi un millón de votos en unas condiciones casi heroicas, con prácticamente todo en contra. No es este un ejercicio de triunfalismo, pues los resultados son claramente malos, sino la contextualización de los resultados dentro de las dificultades objetivas que enfrentábamos. La exclusión en debates televisados que han sido fundamentales en la toma de conciencia del voto, la hipervisibilidad de otras candidaturas, el doble llamamiento al voto útil y el estrechamiento del espacio electoral en la izquierda han sido rasgos notables de esta última campaña. Pero el trabajo incansable de militantes y simpatizantes ha permitido que vivamos una hermosa campaña, con una enorme movilización popular en los actos públicos y para la difusión de nuestras propuestas. El esfuerzo de tanta gente comprometida con un proyecto anticapitalista, rupturista, ecologista y feminista ha permitido que los resultados no fueran peores. Sin embargo, esos mismos resultados han sido filtrados por una injusta ley electoral que ha traducido el esfuerzo en únicamente dos diputados por la circunscripción de Madrid. En ese sentido, los resultados son claramente malos. Además, el casi millón de votos no ha sido suficiente para alcanzar el 5% en todo el Estado con lo que el grupo parlamentario está en juego en estos momentos. Ahora bien, en términos generales los resultados para nuestra organización son malos y representan en gran medida los errores del pasado, los deberes no hechos en los últimos años y los incumplimientos sistemáticos de los acuerdos adoptados por los órganos federales; entre ellos el de la llamada refundación.
En todo caso, los resultados de las elecciones muestran el debilitamiento del Partido Popular y del Partido Socialista, pero al mismo tiempo ponen de relieve la oportunidad perdida de una candidatura unitaria de las fuerzas por la ruptura democrática. Al fin y al cabo, el Partido Popular ha vuelto a ganar las elecciones y el bipartidismo tiene mayoría absoluta en escaños. Tras cuatro años de movilizaciones contra los recortes brutales del PP, los resultados generales son claramente insatisfactorios y deberían llevar a una seria reflexión en la izquierda.
La apuesta de Izquierda Unida por la unidad popular ha sido y es incuestionable. Mucho antes de afrontar el reciente proceso electoral Izquierda Unida dedicó todas sus energías a intentar un acuerdo de colaboración entre todas las fuerzas de ruptura. Durante varios meses mantuvimos encuentros con las alcaldías llamadas del “cambio”, con los partidos susceptibles de participar en un acuerdo de estas características y con los movimientos sociales que podrían apoyarlo. El escollo decisivo se encontró, finalmente, en la estrategia del actor con más expectativa de voto: Podemos. La decisión de la fuerza morada de presentarse en solitario a las elecciones cambió tras el conocimiento de los resultados de las elecciones municipales y autonómicas, el 24 de mayo. Sin embargo, su dirección mantuvo la firme intención de excluir a Izquierda Unida Federal de cualquier acuerdo; optaron, en cambio, por una serie de alianzas tácticas en determinados territorios. Así, Podemos llegó a acuerdos con otras fuerzas únicamente en Cataluña, Galicia y País Valencià; y en dos de esos territorios participando nosotros también. En el resto, las conversaciones con Podemos no llegaron a fructificar en un acuerdo de colaboración porque la máxima aspiración de la fuerza morada era incluir a varios candidatos de Izquierda Unida en sus listas electorales como independientes, desestimando al resto de la organización y a su cultura política. En esas condiciones de no reconocimiento de nuestra organización y cultura fue imposible llegar a un acuerdo satisfactorio para la sociedad, algo que sí había sucedido, por ejemplo, en Cataluña o Galicia.
Los resultados han demostrado que teníamos razón. Una fórmula de colaboración como las que se dio en Galicia o Cataluña es un mecanismo capaz de doblegar al bipartidismo y romper la dinámica de las últimas décadas. Por eso, la apuesta de Izquierda Unida por la colaboración electoral se mantendrá en el tiempo; porque es la única vía para la transformación social efectiva.
Aún sin un acuerdo global para una candidatura unitaria, el trabajo que se ha dado en la candidatura de Unidad Popular debe valorarse muy positivamente. Esta experiencia ha servido para seguir tejiendo complicidades entre las gentes que optamos por un proyecto rupturista y que sin embargo no militamos en las mismas organizaciones. El trabajo, codo con codo, con gentes de otras organizaciones y en torno a un programa político común ha sido una experiencia muy satisfactoria. Al mismo tiempo, ha sido la candidatura más coherente con el programa democratizador; ha sido, por ejemplo, la única candidatura en elegir a todos sus candidatos y candidatas en primarias abiertas. No obstante, debemos señalar también que la experiencia de la candidatura de Unidad Popular ha sido desigual a lo largo de todo el Estado, y que no en todos los territorios se ha logrado sumar a gente que trabajaba fuera de las coordenadas de Izquierda Unida.
Composición de parlamento y gobierno
Como hemos dicho, no hemos obtenido un porcentaje de votos suficiente para conformar automáticamente un grupo parlamentario. Sin embargo, esta decisión final depende de la interpretación que haga la Mesa del Congreso, la cual se constituirá el próximo 13 de enero. En anteriores legislaturas se han hecho excepciones que han permitido a candidaturas con menos de un 5% de los votos tener finalmente un grupo parlamentario propio. Buscando ese objetivo, estamos explorando todas las posibilidades técnicas y estamos hablando también con todas las fuerzas políticas. En términos de visibilidad, y de presencia parlamentaria en general, sería muy deseable contar con un grupo parlamentario propio. Además, consideramos que en términos de votos absolutos es además lo más justo.
De la misma manera, celebramos que tras las elecciones haya mayoría parlamentaria suficiente para aprobar determinadas leyes que son imprescindibles para las clases populares, así como para derogar leyes injustas puestas en marcha por el PP en estos últimos cuatro años. Con voluntad política suficiente, leyes como la LOMCE, la Ley Mordaza o la última reforma laboral podrían ser derogadas en unos meses. Y con la misma voluntad podrían ponerse en marcha planes de empleo público, paralización de los desahucios y un plan de emergencia social absolutamente imprescindible para las clases populares. Sin embargo, observamos atónitos cómo en vez de hablar de estas posibilidades tanto PSOE como Podemos permanecen enfrascados en riñas de poder que están desconectadas de los intereses de la mayoría social. Pensamos, asimismo, que la convocatoria de unas elecciones anticipadas sería una gran noticia para el Partido Popular, quien por cierto observa con inmensa placidez la incapacidad de diálogo a su izquierda. Por todo ello, creemos necesario un ejercicio de responsabilidad con los votantes y ciudadanos que más sufren la crisis y apostamos por un diálogo sincero y transparente sobre las necesidades sociales más acuciantes que podrían resolverse en poco tiempo. Nuestro programa es la aportación que hacemos al entendimiento, y sobre esa base cualquier otra fuerza política podrá encontrarnos en el diálogo.
Nueva etapa para IU
Es tiempo para repensar la izquierda y tiempo para hacer balance de lo sucedido en los últimos años. A nuestro juicio, Izquierda Unida ha jugado durante décadas un papel imprescindible en la defensa de los intereses de las clases populares. Y aunque ha habido errores y cosas que no se han hecho bien en este tiempo, lo cierto es que en general IU es un instrumento del que estar orgullosos. Porque nuestra organización es ante todo la gente que se patea las calles en la búsqueda de un mundo más justo, y en la lucha concreta contra las injusticias en el mundo laboral y social.
No obstante, toca adaptarse a una nueva fase política y económica en nuestro país. Una nueva fase caracterizada por la crisis orgánica, los parlamentos más fragmentados de la democracia y un escenario de crisis económica que no ha acabado sino que, de hecho, puede volver a empeorar. Las condiciones materiales de vida de la gente siguen deteriorándose, mientras las nubes de una nueva crisis financiera y económica asoman en el horizonte. Y este año, en el que se celebrará la XI Asamblea Federal de IU, es una oportunidad para afrontar esos retos y saber adaptar nuestro instrumento a los cambiantes tiempos que vivimos.
Tenemos que repensar la izquierda no para buscar un “nicho de mercado” como si en vez de una organización política fuéramos una empresa y en vez de dirigentes fuéramos directores ejecutivos. Queremos hacer política, y eso implica preguntarse por todo lo que ha cambiado en nuestra sociedad en estos años. Pues ha cambiado la base material de nuestra sociedad, un país roto incluso generacionalmente, con una autopercibida clase media que al hundirse se deja atraer por la fantasía de una vuelta al pasado y con una sociedad donde el imaginario social y político ha cambiado radicalmente. Estos son algunos de los rasgos del nuevo contexto político en el que nos inscribirnos y para el cual debemos tener un instrumento adecuado.
No obstante, tenemos que estar alerta. En primer lugar, alerta frente a las llamadas al repliegue y a la ceguera política, que son una invitación a la marginalidad política. Ignorar los cambios en nuestra sociedad y la necesidad de repensar el momento político es parte del plan de quienes quieren refugiarse en una suerte de caverna platónica en la que sólo se ven sombras de lo que se fue y en la que ninguna luz muestra futuro. Pero también alerta frente a quienes creen que las promesas del cambio pueden materializarse a través de organizaciones políticas distintas, sean PSOE o Podemos. Ninguno de estas dos organizaciones son, a nuestro juicio, los instrumentos que necesitan las clases populares. Nuestra tarea debería ser fortalecer nuestra organización como instrumento autónomo y radical, que va a la raíz de los problemas, y desde ese espacio colaborar electoralmente con otras fuerzas en la medida en que esos acuerdos puedan ser positivos para la transformación social. Y desde luego nunca desde un ejercicio de subalternidad.
Estamos ante una situación excepcional, y eso supone ir a una asamblea excepcional. Una asamblea que sea no el punto final sino el principio de algo más grande. Una asamblea para estar a la altura del momento político.
El compromiso de la militancia de Izquierda Unida está con la transformación social y con un proyecto de ruptura democrática que nos permita construir un nuevo país desde las coordenadas ideológicas del anticapitalismo, el feminismo y la ecología política. Por eso consideramos imprescindible seguir apostando por la unidad popular, recogiendo lo mejor de las experiencias vividas en los últimos años y proyectando hacia el futuro nuestra capacidad de transformar la realidad. No podemos olvidar que la unidad popular se construye en la movilización social y en las calles, y eso es parte esencial de nuestro proyecto político. Para eso es fundamental que iniciemos acciones y movilizaciones que permitan que nos encontremos con más gente en la política y no en los discursos; que nos permitan luchar contra las injusticias desde la acción y no sólo desde las diferentes instituciones.
En ese sentido, debemos seguir colaborando y contribuyendo a fortalecer los espacios de unidad popular que ya existen, al mismo tiempo que debemos potenciar otros nuevos a fin de que en un horizonte de tiempo lo más cercano posible la colaboración de las fuerzas de ruptura democrática sea una realidad efectiva.
Creemos fundamental que la colaboración entre las fuerzas de ruptura se de desde el reconocimiento de la diversidad, pues es la única forma posible de aprovechar las sinergias políticas. En nuestro país, plurinacional y diverso, convivimos muchas organizaciones de izquierdas que tenemos nuestra propia cultura política y nuestras propias ambiciones sociales; nada de eso debería ser un inconveniente para tejer lazos de colaboración electoral y no electoral. Al contrario, la potencialidad que encierra una colaboración así es algo que no deberíamos desaprovechar.
Así, creemos que toca dos tareas simultáneas.
La primera, fortalecer nuestro proyecto político adaptando nuestra organización a los tiempos que realmente vivimos. Construyamos una organización más democrática, ágil, flexible y capaz de incidir con mayor eficacia en los conflictos sociales y políticosFortalezcamos ideológicamente nuestro instrumento, pues seguimos considerando que la solución a los problemas del país vienen desde la izquierda y desde una perspectiva de clase. Aprovechemos la oportunidad de la próxima Asamblea Federal y hagamos un proceso ilusionante que nos permita sentirnos aún más orgullosos de nuestra organización.
La segunda, contribuir a construir los espacios de unidad que ya existen, promoviendo su fortalecimiento. Aprendamos de la extraordinaria campaña electoral en la que hemos sabido trabajar con otros distintos a nosotras, y aprendamos de todos los momentos en los últimos años en los que la colaboración entre diferentes actores, y siempre en torno a un programa común, ha permitido victorias para las clases populares. El horizonte de todas nuestras acciones debe ser la colaboración entre las fuerzas de ruptura. Tanto en lo electoral como en lo no electoral.
Salud y República.
Alberto Garzón Espinosa
Fuente: agarzon.net

domingo, 3 de enero de 2016

Alberto Garzón: "La izquierda en la que yo creo. Pienso en este 2016 como un año de oportunidad, y voy a dedicar todas mis energías como siempre hemos hecho. Porque venimos desde muy lejos, pero además queremos ir mucho más lejos".

Hace siete años emergió una grave crisis financiera internacional que asustó de forma notable a las clases dirigentes de todo el mundo. Pensaban que la más grave crisis desde la Gran Depresión podría significar el fortalecimiento político de la izquierda en todo el mundo; sabían, de hecho, que las políticas necesarias para detener la hemorragia –el rescate del sistema financiero y los recortes para la mayoría- iban a ser fuertemente contestadas por la izquierda. Incluso Sarkozy habló de “refundar el capitalismo”, poniendo así la venda antes que la herida. Era 2008.
Pero lo cierto es que fue la derecha la que tomó la iniciativa. La crisis pareció pillar desprevenida a una izquierda que en gran medida había interiorizado el fin de la historia y que había asumido amplios postulados del sentido común neoliberal. Por lo general, la izquierda se limitó a pedir una vuelta a la época dorada del capitalismo. Es decir, un poco más de la vieja receta socialdemócrata. Con la izquierda noqueada, la derecha se dedicó a rescatar a las grandes empresas y las grandes fortunas, a inyectar billones de euros y dólares al sistema financiero, y a recortar en las conquistas sociales y económicas de todo el mundo desarrollado.
En nuestro país, las movilizaciones sociales se desataron muy especialmente a partir de 2010 cuando el Gobierno del PSOE se puso en manos de la troika. Los planes de ajuste, eufemismo que esconde un proceso constituyente dirigido por la oligarquía, habían llegado a España y suponían de facto un cambio en el orden social. Eso generó respuestas populares. A las huelgas generales convocadas por los sindicatos siguieron el 15-M, las marchas por la dignidad, las acciones de protesta del SAT, las mareas de los diferentes colores, el movimiento Rodea el Congreso, las acciones para detener desahucios… Hasta 2013 la política en la calle reclamaba un país distinto al que parecía cristalizar en las instituciones políticas. La crisis económica se había convertido en crisis de régimen, y ya ninguna institución se salvaba de la crítica de unas clases populares cada vez más politizadas y que parecían despertar del largo letargo en el que habían estado durante la burbuja inmobiliaria.
Las clases dirigentes en España también reaccionaron. Trataron de redirigir la crítica únicamente hacia las instituciones políticas y los casos de corrupción; obviando, intencionadamente, el componente sistémico y económico de la crisis. En el fondo consiguieron dar la vuelta a una de las grandes hazañas del 15-M, que fue poner la crisis económica y sus actores al mismo nivel que la crisis política (no somos mercancía en manos de políticos y banqueros, decíamos). A partir de 2013 cada vez se hablaba menos de paro y desigualdad y cada vez se hablaba más de corrupción y de Bárcenas. Así, lo que en 2011 fue identificado acertadamente como una crisis sistémica, con sus banqueros estafadores y empresarios corruptores, se fue convirtiendo, poco a poco, en una crisis de salud política, es decir, de simples mangantes y manzanas podridas en los partidos. La enmienda a la totalidad que hicimos en el 15-M se reconvirtió en pocos años en una suave e inocua llamada a laregeneración democrática que, en lo esencial, consistía en un mero recambio de actores.
Tras cuatro años de una durísima legislatura con Gobierno del PP en mayoría absoluta, toca hacer balance. Y, tras comprobar que el mismo partido que ha saqueado nuestro país como representante de la oligarquía, conviene también ser capaces de repensar la izquierda. ¿Qué sino deberíamos hacer cuando tras años de movilización popular y repolitización de la sociedad el ganador de unas elecciones ha sido el partido responsable de la pérdida de calidad de vida, y de la vida misma, de las clases populares?
En estos días muchas voces hablan de cambio. Es normal, porque todo cambia siempre. La cuestión es saber qué es lo que cambia y hacia dónde lo hace. Y lo cierto es que, sin desmerecer elementos positivos, el PP ha ganado las elecciones y el bipartidismo ha obtenido mayoría absoluta en escaños. Cambios cuantitativos, sí; cambios cualitativos, lo dudo. Y en este nuevo contexto tenemos una importante tarea que realizar: ser capaces de fortalecer un instrumento de izquierdas al servicio de las clases populares. A estos efectos quisiera aportar algunas ideas de cómo me imagino yo esa izquierda, de cómo imagino ese instrumento.
Nosotros hemos vivido una campaña muy hermosa y que era al mismo tiempo muy complicada. Excluidos de los grandes debates e invisibilizados en gran medida, hemos conseguido ganar la confianza de casi un millón de votantes. Aunque con resultados malos en escaños, la experiencia ha sido fantástica para comprobar cómo un proceso participativo real y que sumaba múltiples diversidades podía hacer frente a tamañas adversidades. Un millón de votos, miles de militantes y simpatizantes y extraordinarios cuadros políticos son mimbres más que suficientes para ir a un proceso ilusionante y de esperanza.
En este proceso, que se llevará a cabo este año, un debate colectivo, participativo y sin miedo puede ser el inicio de algo mucho más grande para el futuro. No sólo para fortalecer un instrumento anticapitalista, feminista y ecologista sino sobre todo para sentar las bases de un nuevo país. En ese sentido, imagino un instrumento:
  1. Que recoja lo mejor del movimiento obrero y lo mejor de la democracia radical que se ha expresado en los movimientos sociales durante los últimos años. Eso supone aceptar la rica convivencia entre las experiencias más obreristas –centradas en el conflicto capital-trabajo- y las experiencias democratizadoras más transversales de la sociedad.
  1. Que sirva para poner en marcha un proceso constituyente rupturista que nos permita construir un nuevo país plural y democrático en el que se preserven todas las conquistas sociales y se amplíen los derechos sociales y democráticos, tanto en el ámbito económico como en el ámbito civil.
  1. Un instrumento radical, en su sentido más etimológico: que va a la raíz de los problemas. Así, pienso en un instrumento que interpele sobre economía, feminismo y ecología política desde una conciencia claramente anticapitalista.
  1. Con un enfoque teórico de Economía Política que piense en el medio y largo plazo, con las luces largas puestas, y no sólo en el corto plazo. Lo que está en crisis en nuestro país es el régimen de acumulación y el modelo de producción y consumo, y los parches actuales no son soluciones reales; la próxima crisis económica no puede pillar desprevenida a la izquierda.
  1. Un instrumento que sume en torno a un proyecto político, con su programa de transformación social, y no en torno a etiquetas preconcebidas o determinadas liturgias. De la misma forma que no nos preguntamos por la afiliación política cuando hemos defendido nuestros derechos en las mareas, pienso en la necesidad de sumar a toda la gente que comparte este proyecto político desde la pluralidad. La experiencia de Unidad Popular puede ser un ejemplo enriquecedor.
  1. Establecer un horizonte de unidad y cooperación entre fuerzas de la ruptura democrática, reconociendo en todo momento la autonomía y la identidad política de los diferentes actores en esa alianza. Admitir ese horizonte como el único posible para la transformación social de nuestro país.
  1. Poner en valor la palabra reconocimiento. Para reconocer otras identidades nacionales y para reconocer a otros actores políticos con los que poder colaborar y cooperar desde puntos en común; renunciando de ese modo a la uniformidad como estrategia política.
  1. Con una organización ágil y flexible, menos burocrática y más democrática. Que disponga de mecanismos efectivos de democracia radical en lo interno, como los revocatorios, para permitir desplegar sin distorsiones la voluntad de los militantes y simpatizantes. Abandonar la idea de un liderazgo individual fuerte y prácticamente omnipotente.
  1. Con una organización que despliegue su actividad tanto en la calle como en las instituciones, y que comprenda que la transformación social no es únicamente una cuestión de números en los parlamentos sino que conlleva un cambio material y cultural que se produce en los conflictos políticos no institucionalizados.
  1. Con una organización cuya cultura política ancle en los valores de la Ilustración, a fin de construir un verdadero Estado de Derecho que proteja y haga cumplir los derechos humanos. Huir de toda tentación de “manejar a las masas” a través de estrategias populistas que ponen la relación entre dirigentes y ciudadanos al mismo nivel que la que tiene un alfarero con el barro. No se trata de pastorear a las masas; en todo caso de empoderar a la gente a través de la participación y la formación política.
  1. Recuperar el papel clave y esencial de la formación intelectual, como medio de contrarrestar el pensamiento único y como única forma posible de alcanzar una hegemonía política en la sociedad.
Pienso en este 2016 como un año de oportunidad, y voy a dedicar todas mis energías como siempre hemos hecho. Porque venimos desde muy lejos, pero además queremos ir mucho más lejos.
¡Salud y República!
Fuente: agarzon.net
*** Feliz Año Nuevo ***

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